Y yo en la
querencia,
Confiado,
De qué bien
cobrada estaba ya,
Entre así al
burladero,
Ni que, ni
cobrada, ni maneada,
Estuvo la
condenada, se desargollo,
La riata reventó,
me envistió,
Con media verónica,
la esquive, regresando así
A su estado,
cimarrona, desbocada y bruta
La bronca.
Una, dos y tres, yo
solo quedo,
en el ruedo.
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