Y yo que
nunca fui devoto
de la Santa
patrona
señora de la
Adulación
nunca aprendí
ni a rezar,
ni a recitar
sus sagradas
letanías
oh sagrada herejía
soñada lejía
En cambio
te rezo a
vos
virgen de la
eterna
Amargura, intercede
por mí, que
la batalla
se libre en
otros cielos
lejos de mi idílico
mundo
a vos,
mi perpetuo ruego
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