Y el miserable, tenía una preferida
Su corazón tenía una querida.
Empiezo así el relato del miserable
Y su mísera razón.
La querida era morena
Como la tierra de mayo
Ojos verdes, verdes verde
Como el tallo tierno del chut
Labios suaves y carnosos
Como el calaa lozano
Piernas duras y robustas
Como fustes de coj
Semblante como de
Felina herida
Oculta detrás de este
Contrastante semblante
En la profundidad
Profunda como cueva sagrada
Se encontraba su verdadera
Mirada
Mirada de tepezcuinte descubierto
En pleno campo abierto.
Y toda esta descripción
La relato en su interior
El miserable,
En un breve instante
En que su pecho tembló
Como tiembla la ceiba
Vieja al caer
en la súbita Montaña,
victima de el Insolente viento,
ese breve momento
tan breve como el pasar
de un venado asustado.
Ese bendito dia
El miserable, tarde lo visito la mañana
La densa niebla de noviembre
Opaco su horizonte, le nublo la razón
La responsabilidad le estanco
Es tarde dijo para si, que mierda!!
Se rempujo la tortilla con café la bajo
de el gaznate, y de un salto tzucup!! Salió
por la vereda desgastada del rio iba
quitándose las hojas de la milpa
de el rostro, apedreando a su perro
que necio lo acompañaba al lado
de su sombra, sombra que se proyectaba
por el radiante sol que penetraba aquel
camino al rio, aquel camino podrido.
Se agacho para tomar una piedra cualquiera,
indeciso del mejor tamaño dudo,
entre esta y aquella,
alzo la vista al rio por si hubiera una mejor opción
Se limpio los ojos, otra y dos veces mas
No lo podía creer, se tomo el pecho
Eleva nuevamente la vista, y desaparece
Del centro de sus ojos aquel bendito espíritu,
sigiloso como jaguar en plena empresa
se va escabullendo entre la milpa
, ujue put, exclama, y la silueta se va disolviendo entre los matorrales,
Asi conoció el miserable a su querida,
Aquel verde quedo marcado en su vista
Quedo marcado en su corazón
Arrancándole para siempre la tranquilidad de su corazón.
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