El cielo ya no era el mismo, las nubes nunca mas serian iguales, el horizonte ahora esta abrumado, el caminar seria largo y duro.
La tierra del jamás lo esperaba, el camino esperaba sus pasos.
El bien estaba hecho, el daño ya estaba causado, la herida sangraba con cada gota de sudor,
los pocos sentimiento que aun le quedaban iban quedando en su largo caminar como piedras que
se fundían en el camino sucio y desgastado, los nombres, las ciudad, las calles y los recuerdos
morían lenta y dolorosamente, cada segundo el aire era mas espeso y le costaba respirarlo.
La muerte parecía acompañar a su sombra, el atardecer le producía una fuerte nostalgia, pero eso
no importaba mas, la idea del suicidio era cada ves mayor, su mejor arma era el silencio,
tanta desolación, tanto silencio parecían motivarlo cada ves mas, pensando una y mil veces
si el dolor era dolor o tan solo parecía dolor, los árboles se mecían por el viento, orquestando un
vals con sabor a dolor, la noche empezaba a pincelar cada vez mas, las estrellas aparecían como
los recuerdos que consumían las neuronas de su mente, el ambiente se enfriaba como el corazón
que intentaba latir cada ves mas rápido.
Todo aquel paisaje era tan tétrico como la peor historia de soledad, el horizonte cada vez más lejano y más distante era tan solo una de las primeras pruebas por momentos corría lo más veloz posible, como intentando escapar, escapar de que, del camino, de la noche, quizás de la muerte que acompañaba su largo caminar, pero era en vano, cada vez era más obscuro más frío, más lejano y más cansado. Se detuvo a descansar por un momento, los grillos, las ranas, ensordecían
Cayó así dormido bajo la sombra sin sombra de algún árbol deshojado por el destino, por el viento del olvido, todo estaba en silencio, todo estaba desierto.
La respiración se le entrecortaba, no podía soñar, hasta el sueño le fue quitado, tan solo descansaba, el sereno parecía no tocarlo, todo lo evitaba nada quería tocarlo, nada. Así despertó del sueño sin sueño, ninguna luz al horizonte, ninguna seña de pueblo, de gente, de comida. El cielo empezó a nublarse, la luna fue opacada por las nubes negras de la traición, parecía como si hubiese perdido la visión, en pleno desierto, la tierra cada vez era más dura, cada vez parecía menos tierra y mas piedra.
En el lugar más duro, se detuvo, parecía como si el destino le daba la señal que era el mejor lugar para esta nueva empresa, tomo su navaja y empezó a escarbar una zanja, eso creía él, hasta la hoja de la afilada navaja se doblaba al penetrar tan duro suelo, no se sabe si era suelo o era un gran campo de piedra, perforaba y perforaba la piedra disfrazada de suelo, pero cada esfuerzo era en vano apenas conseguía rayar un poco la roca.
3 comentarios:
Sin palabras... no podria ser mas divino...
Mijo que chulada de foto la tonalidad de colores es unica, y el texto no digamos muy muy buena...
Excelentes cielos! cesarfotos
Publicar un comentario